He hecho todo tipo de trabajos dentro de una cocina y he
trabajado en muchos tipos de restaurantes en los que se preparan diversidad de comidas,
todos los establecimientos me han dado experiencia y por supuesto algunos han
sido mucho más relevantes he importantes que otros en la evolución de toda mi
carrera.

Desde muy niño mi abuela me llevaba al mercado para que la
acompañara a comprar, compraba lo que yo le pidiera, luego le cocinaba a mi
familia cualquier cosa que se me ocurriera o que había leído o visto en televisión,
desde los 8 años hasta los 15.

Trabaje haciendo pizzas y café en Pepinos Pizza, en san Antonio
de los altos, aun no era mayor de edad, tenia 16 y era algo inmaduro pero mi pasión
por cocinar me hizo aprender muchísimo. Después en la feria de comida del
centro comercial la Cascada en carrizal, Los Teques, hacia perros calientes,
patacones, rancheros y nachos con queso, lo divertido es que los comensales podían
añadir a cualquiera de las cosas que pedían, ocho tipos de salsas distintas y
entre siete y doce ingredientes mas, cebolla, tomate, pepino, maíz, lechuga,
papitas fritas………….. era bastante fuerte y había que moverse muy rápido.

En el mismo centro comercial trabaje también en una franquicia
de fresas con crema que ofrecía fresas, melocotones y moras con crema, chispas
de colores y de chocolate, sirop de caramelo,
de chocolate, de fresa y leche condensada, los
clientes podían hacer la combinación de su preferencia, lo difícil y gracioso del
asunto era que se vendía muchísimo, y las frutas debía picarlas con un cuchillo
que no picaba mucho y una cuchara muy grande de acero, era extremadamente difícil,
de ese trabajo me botaron por inmaduro aun, ah y de la pizzería y de los perros
me fui por la misma razón.

Me mude a Mérida con 19 años y comencé a trabajar casi de inmediato,
Constantinos café me dio la oportunidad de desempeñarme como pizzero y
pantrista, encargado de sacar los pastichos, las pizzas, las ensaladas, papas
fritas y cafés, perdí el puesto por irme a pasar navidad con mi familia en los
Teques y dejar en mi lugar a un amigo que tenía muy poca experiencia, al llegar
en enero me despidieron a pesar de que a la jefa le gustaba mi trabajo.
Conseguí un día un restaurante en donde el cocinero era
amigo del dueño de la truchicultura Valle Rey, a pesar de mi edad y por la
necesidad del dueño de tener a un cocinero, me otorgaron el puesto de encargado
de la cocina, con dos ayudantes de la zona y un señor encargado de filetear las
truchas, del cual aprendí muy bien la técnica, aunque el limpiaba 150 en una hora.
En semana santa hacíamos en una plancha a leña de siete metros de largo
aproximadamente por uno de ancho, 400 truchas diarias, 100 porciones de pollo y
80 de solomo, con arroz, yuca, plátano sancochado, ensalada rallada y fresca,
sopas, cremas y granos. Renuncie por que debía presentar el propedéutico en el
hotel escuela y me quitaba mucho tiempo.
Truchicultura valle rey
Al ingresar por fin al CUHELAV, ya que en el primer intento había
fracasado, debía pagar alquiler y demás, así que, a pesar de estar estudiando
desde las 8am hasta las 5pm todos los días, tenía que trabajar, la ventaja es
que en primer semestre de la carrera te enseñan a ser mesonero, ayudante de
cocina, mucama y algo de informática, entonces trabaje de mesonero en eventos,
bodas, quince años, ayudante de cocina en varios restaurantes y eventos, y así
hacia algo de dinero para vivir aparte de lo que mi familia me mandaba para
ayudarme.
Un día abren un curso de japonés en el hotel escuela con un
profesor de Japón y me interesó, me inscribí y como a la semana el profesor debía
hacer una cena japonesa para un matrimonio en la llamada casa blanca de Mérida,
y nos pidió nuestra colaboración, la cuestión es que la cultura japonesa,
sobretodo su comida y sus comiquitas siempre han llamado mucho mi atención,
entonces el Sensei Akio me enseño a hacer sushi, gyosas, ensalada y sopa
japonesa, esto le dio una transformación a mi carrera.